para crecer hay que gastar

Parece ser que desde pequeña he sido una empresaria en potencia, no porque me dedicará a montar negocios como loca, si no más bien, porque tengo todas las aptitudes necesarias para ello!

Hablo de mi positivismo salvaje, mi obsesión por lo que hago, una incansable capacidad de trabajo y porque no, mi capacidad de hablar con las piedras y simpatía natural (esto es muy discutible, ya que no caigo bien a todo el mundo, pero soy bastante tolerable).

Así que mis cualidades me empujaban a emprender, y depender sólo de mi misma.

He tenido varios “negocios” propios, los más conocidos mi estudio y zubi, pero ha habido más, unos 3 o 4 al año se cruzaban por mi camino y lo intentaba.

Puedo hacer 2 categorías:

- los que no triunfaron después de 2 o 3 meses de duro trabajo, fueron encarpetados, sacado lo mejor de ellos y archivados.

- los que se convirtieron en mi medio de vida, como este estudio

Lo que he aprendido es que hay un momento en el que hay que invertir en tu propio negocio, hay que gastar, o te estancas para siempre. Cuando sólo sobrevives, sin darte cuenta, vas ganando cada vez menos, y aseguras tus ingresos a tus gastos, lo que implica que cualquier imprevisto te destroza, y de crecer ni hablar.

Necesitas en ese caso una inyección de dinero externo, ya sea un préstamo o un inversor, pero normalmente te da tanto miedo, que no te atreves por miedo a no poder pagar. En este punto la inconsciencia e ilusión del proyecto ya la has gastado, e incluso empiezas a pensar en que alguien te contrate y dejar de sufrir mes a mes.

El límite para crecer con dinero lo pongo en el segundo año de actividad, llevas una carrera ascendente, y en ese momento te aúpan, pero con suficiente tirón para ganar más en tu carrera imparable y devolver lo que debes.

Para aprender esto, he tenido que fracasar y chocarme contra varias paredes, pero como buena emprendedora, creo que gracias a eso ahora soy mejor!