nueva vida en oporto

Que la construcción está atravesando una crisis muy importante, es un hecho. Ya no se encargan las casa que se encargaban antes, y nos toca reciclarnos en algo nuevo, pero estoy convencida que podemos. Esta pequeña introducción surje de una casa que encontré hace poco, y de un arquitecto que está evolucionando en este mar de incertidumbre en el que vivimos.

El arquitecto portugués Pedro Gadanho considera que el arquitecto debería retomar su papel de modelador de espacios. No hace falta hacer las casas de cero, si no transformarlas con las armas que tenemos. Reciclamos los exteriores y convertimos el interior en una experiencia nueva, incluso sensorial para sus nuevos dueños.

En este caso, el exterior es una antigua vivienda de protección oficial, que por su estupendo enclave, han pasado a ser un barrio cotizado de la ciudad. Esta viviendas presentaban una pobre organización interior, y prácticamente se vació para alojar un mayor número de plantas (4) organizadas por usos: la inferior para los hijos, la superior para el padre y la intermedia como zona común.

Parte del mobiliario de la casa, surge de la propia casa, con las protuberancias volumétricas que se reparten por ella. Utilizando 2 colores combinados: un azul verdoso eléctrico y un rojo fuerte, los volúmenes recorren el espacio conformando a su paso aparadores o divisores de areas. El rojo asimismo se ha utilizado en diferentes zonas de la vivienda, como las escaleras que atraviesan toda la casa hasta el cuarto del padre, y hasta el balcón que hace de mirador sobre el Duero.

Los huecos de ventana que se han sacado por toda la vivienda, como ojos de buey o zonas acristaladas, permiten proyectar la luz natural al interior, de lo que estaba escasa, y crear juegos de sombras y planos de luez que inciden en los volúmenes coloreados, y les dan una nueva dimensión.